El primer artículo nos llega de unos estudiantes de la UB, Raúl Estévez y Roger Clavero. Habitualmente publican textos muy recomendables en el Blog http://geoscena.wordpress.com/ que os animamos a visitar.
Os dejamos el contenido de un artículo sobre Australia que nos ayuda a tener un mejor y más preciso conocimiento de esta isla-continente. Lo reproducimos a continuación:
Australia es una enorme isla de más de siete millones y
medio de kilómetros cuadrados que podría ser definida de forma más adecuada
como un continente. A pesar de su enorme extensión apenas viven veintidós millones
de personas (sin tener en cuenta la isla y estado de Tasmania -500.000
habitantes-), lo que da lugar a una de las densidades de población más bajas
del mundo: tan sólo 3 hab./km2. Ahora bien,
este valor de densidad poblacional es genérico y la realidad geográfica de
Australia se caracteriza por una enorme variabilidad espacial en la
distribución de la población, los asentamientos y de las actividades económicas
sobre el territorio.
Así pues encontramos lugares donde se concentra la mayor
parte de la población, especialmente en la línea costera y más concretamente en
el frente marítimo del sureste del territorio, donde encontramos las grandes
áreas metropolitanas de Sídney y Melbourne (con más de 4 millones de habitantes
cada una) y de otras ciudades destacables en el conjunto australiano como
Brisbane o Adelaida. Por el contrario, encontramos otros núcleos de población
de menor tamaño e importancia fuera de este arco urbano del sureste como pueden
ser las ciudades de Perth o Darwin, que se encuentran a 2.400 y 3.300 km de
distancia respectivamente de Sídney. Están, por tanto, extremadamente aisladas
de cualquier sistema urbano.
Radicalmente diferente es el Outback, traducido
con dificultades como “el interior”, constituido por la Depresión Central: una
enorme cuenca endorreica formada por el Lago Eyre y el Desierto de Simpson,
delimitada por el Altiplano Occidental al oeste y la Gran Cordillera Divisoria
en este, así como por el ya citado Altiplano Occidental, que está formado por
la Cordillera de McDonnell, el Gran Desierto de Victoria y el Desierto de
Gibson. Efectivamente, estos vastos espacios están prácticamente aislados y su
densidad de población es cero o cercana a cero habitantes por kilómetro
cuadrado. Se trata, sin lugar a dudas, de un caso único que resulta curioso y a
la vez complejo de analizar, donde la geografía y la historia, con especial
referencia al proceso de colonización británica, han tenido un papel clave en
su evolución y configuración actual.

Mapa físico de Australia con las principales formas de relieve. Fuente:
elaboración propia, cartografía base: mapsforfree
Más allá de la desigual localización de la población y la
actividad económica es también singular la humilde ocupación del suelo. De
forma sorprendente, el porcentaje de tierra ocupada por la agricultura en
Australia se aproxima al 53% del total de la superficie del país si se
contabilizan las áreas de pastos permanentes para la actividad ganadera, las
tierras de cultivo permanente y la tierra cultivable. Ahora bien, si sólo se
consideran las tierras susceptibles de ser cultivadas, este valor supera con
dificultades el 6% del territorio australiano (Banco Mundial, 2012).
Según algunos autores, este dato podría llegar a ser
ligeramente superior. Así, para B. Hofmeister (1988) el desarrollo de la
actividad agrícola australiana podría llegar a ocupar 77 millones de hectáreas,
lo que se traduce en tan sólo un 10% de la superficie total del continente. La
razón principal es que la mayor parte del territorio australiano es árido y
presenta dificultades climáticas y edafológicas para el cultivo, además de muy
reducidos cursos de agua permanentes, a excepción del río Murray. Ya en los
años veinte del siglo pasado se apuntaba que por razones climáticas las
condiciones razonables para la agricultura sólo se daban en un 21% de la
superficie australiana (unos 240 millones de hectáreas). Sin embargo, esta
extensión coincide prácticamente con aquella área del territorio que presenta
un relieve más complicado. Es necesario, por tanto, restar 105 millones de
hectáreas por las propias dificultades que impone el terreno el desarrollo de
la actividad agrícola y otros 55 millones de hectáreas por las condiciones
pobres del suelo.
Partiendo de esta primera aproximación a la distribución y
la ocupación del territorio australiano, este artículo trata a continuación de
buscar una respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué determina el patrón de
poblamiento y ocupación de Australia? Para intentar resolverla, trataremos de
establecer relaciones entre factores geográficos como el clima, la topografía,
la edafología y la disponibilidad de recursos energéticos o naturales como bien
puede ser la minería o, aún más importante, la disponibilidad de agua. También
se deben valorar factores históricos como pueden ser los procesos de
colonización del continente, especialmente aquellos vinculados a la extensión
de la actividad agrícola y ganadera.
El clima es un factor muy determinante en el poblamiento
australiano, así como la topografía del país, y es que las zonas con mayor
altitud cuentan con muy poca población. Los pobladores europeos,
mayoritariamente de origen británico, se fueron asentando en las zonas
climáticamente más adecuadas a sus necesidades, es decir, en aquellos enclaves
que proporcionaban mayores posibilidades de éxito y mejores perspectivas
económicas (E. García Zarza, 1976). Así pues, la población se localiza
mayoritariamente en las zonas templadas, rechazando las zonas tropicales y de
tipo desértico. Un buen ejemplo que da fe de ello es Australia del Norte, un
estado tropical en su parte septentrional y desértico en su parte meridional
que tan sólo concentra el 1% de la población del país; asimismo uno de los
primeros asentamientos británicos de Australia, Cooktown (Queensland), nunca
acabó de florecer, probablemente debido a su situación en una zona tropical y
cuya población a día es de tan sólo 2300 habitantes.
Muy en relación con el clima encontramos otros factores
como aquellos edáficos o hidrológicos. Los suelos más pobres se concentran en
el interior, coincidiendo con las zonas desérticas, y los más aptos en la
periferia continental, que coinciden con las zonas templadas. La disponibilidad
de agua no es muy alta en el conjunto del continente, que no cuenta con grandes
ríos ni reservas nivales, y si con una alta evapotranspiración. No obstante sí
hay efectivamente algunas zonas con excedente hídrico, y estas coinciden
bastante con aquellas donde se sitúa la mayor parte de la población.
Por su parte, la minería nos explica por qué existen
asentamientos en el interior, en espacios ambientalmente extremos. Algunos
ejemplos son Broken Hill (Nueva Gales del Sur) o Kalgoorlie y Koolyanobbing
(Australia Occidental), y muchas han sido las dificultades y costes asociadas,
especialmente en lo referente al abastecimiento de agua. Si bien existen
acuíferos subterráneos en ciertas partes del interior australiano, no siempre
los asentamientos pueden beneficiarse de ellos. En Kalgoorlie, por ejemplo, fue
necesaria la construcción de una tubería de 563 km para el abastecimiento de
agua. También, aunque de forma muy puntual, encontramos núcleos de población
interiores que se deben a su posición como cruce de carreteras o ferrocarriles,
es decir, nodos de confluencia de vías de comunicación, entre los que destacan
Alice Springs (Territorios del Norte), uno de los asentamientos interiores más
importantes y que cuenta con una población ligeramente superior a los 25.000
habitantes.
Salvo los impedimentos o dificultades impuestos por
factores de tipo ambiental, otro elemento destacable y que sin duda ha tenido
su incidencia en el desarrollo del poblamiento australiano ha sido la
limitación a la expansión agrícola y ganadera impuesta por el propio gobierno
del país en los inicios del proceso colonizador por motivos bien de carácter
científico o bien de carácter político-económico.
Uno de los ejemplos más claros es quizás el que hace
referencia al impedimento a la expansión y apropiación de tierras fuera de losNineteen
Counties (traducido como
Diecinueve Condados) que originalmente conformaban la colonia británica de
Nueva Gales del Sur, alrededor de Sídney.
El Gobernador Thomas Brisbane (1773-1860) se opuso a la
rápida expansión de los llamados pastoralistas, ganaderos nómadas o establecidos en extensas propiedades
de pastos por falta de efectivos militares para la protección y sobre todo el
control de la población fuera de los límites administrativos de los condados
establecidos (Taylor, 1954). Al menos desde el año 1826 no se permitió la
colonización, ocupación y compra-venta de tierras fuera de estos límites
administrativos, que acabaron recibiendo el nombre de limits
of location, traducidos como límites
de ocupación. La política de ocupación de tierras cambió finalmente en 1861
gracias a las Actas de las Tierras de la Corona (Crown Land
Acts) impulsadas por el Primer Ministro de Nueva Gales del Sur
John Robertson. Fue a partir de entonces que se expandió la actividad ganadera,
en muchas ocasiones legalizando y otorgando derechos de tenencia de tierras a
los comúnmente llamados squatters:
ex-convictos o ciudadanos libres australianos que habían ocupado tierras de
pastos ilegalmente para practicar ganadería extensiva.
En el estado de Victoria, a diferencia del proceso que
tuvo lugar en Nueva Gales del Sur, desde un principio se promovió la ocupación
de las tierras, evitando así los conflictos y problemáticas en la liberación
posterior. En el estado de Queensland se promovió la ayuda de los ya citados squatters en el establecimiento de los agricultores para así poder
aumentar la superficie agrícola previamente dedicada al pastoreo de ganadería
extensiva, además de ocupar en mayor medida el territorio.
De contenido mucho más geográfico, aunque en la línea del anterior, es
el ejemplo de la conocida como Línea de Goyder. Esta línea fue trazada por el
General George Goyder en 1865 y coincide prácticamente con la isoyeta de 250mm
de precipitación media anual. Esta línea proponía el límite norte para el
desarrollo de la agricultura en el estado de Australia Meridional, además de
hacer de límite entre dos zonas radicalmente diferentes en cuanto a paisaje,
clima y vegetación.
La Línea trazada por el General G. Goyder en 1865 y la administración
territorial de Australia Meridional. Fuente: elaboración propia.
La colonización agrícola de nuevas tierras hacia el
interior se basó en muchas ocasiones en procesos de ensayo-error;
intentos-fracasos. Estos intentos responden a la variabilidad interanual en la
precipitación, que en ocasiones hacía viables los cultivos más al interior de
donde años anteriores hubiera sido imposible (J. Beattie, 2014). Los intentos
de cultivar allí donde era climáticamente y edafológicamente improbable eran
más bien producto del deseo que adecuadas a los límites impuestos por la
naturaleza. En muchas ocasiones, los intentos que resultaron exitosos
coincidieron con épocas cíclicas de estabilidad en la precipitación, pero que,
con el paso del tiempo, efectivamente resultaron desastrosos.
Asimismo, este proceso explica también la administración actual del territorio,
especialmente en el ya citado caso de Australia Meridional. A diferencia de
otros estados australianos como Nueva Gales del Sur o Queensland, donde toda su
extensión está dividida en counties, en el estado de Australia Meridional sólo cubren la parte suroriental,
es más, esta parte coincide en buena medida con la línea que Goyder trazó en el
siglo XX. La característica principal de la división en este estado es la
distinción entre los counties y lo que se denomina “resto del territorio”, una distinción que,
efectivamente, coincide con la división entre los espacios agrícolas del
sureste y los espacios áridos o semiáridos del resto del estado, ocupados por
la actividad ganadera extensiva y que no están sujetos a ninguna división
territorial. Aun así, los counties no tienen función administrativa o política, sino que responden a la
tenencia de la tierra fruto de la división del siglo XIX. La función
administrativa la llevan a cabo las denominadas Áreas de Gobierno Local.
Fuente: elaboración propia a partir del Australian Bureau of Statistics
Por último y aunque muy brevemente, es necesario tratar el
poblamiento urbano, pues es en definitiva el que tiene un peso preponderante
sobre el total del país. En efecto, la sociedad australiana es eminentemente
urbana. Las grandes ciudades se encuentran en el frente marítimo o muy próximas
a éste, concentradas en una región muy concreta coincidente con las primeras
colonias británicas, que disfrutan del clima más favorable y donde se ha
desarrollado una actividad agrícola y una ocupación del territorio
históricamente más intensa. Las grandes densidades de población se dan, por
tanto, en estos puntos concretos del mapa australiano y la actividad económica,
salvo aquella asociada a la ganadería y la minería, también se concentra aquí.
Podemos decir, por tanto, que las peculiaridades del
poblamiento de Australia son consecuencia de la interacción más o menos
compleja de una serie de factores ambientales que en combinación con los
procesos históricos de colonización y expansión de la agricultura y la
ganadería han consolidado dos Australias radicalmente distintas: una Australia interior, despoblada
e improductiva por las razones aludidas y una Australia periférica, cuyo sector
sureste es muy dinámico y concentra casi la totalidad de su población y su
actividad económica. Es precisamente este área desarrollada la que hace que el
país como conjunto, a pesar de su escasa ocupación del territorio y su relativa
poca población, se sitúe entre una de las veinte potencias económicas globales
y goce del segundo puesto en el ranking mundial de Índice de Desarrollo Humano.
BIBLIOGRAFÍA
Beattie,
James (et al.). 2014. Climate, Science, and Colonization:
Histories from Australia and New Zealand.
Palgrave Studies in the History of Science and Technology, Palgrave
Macmillan.
García
Zarza, Eugenio. 1976. Australia :
El Territorio, Su Historia, Población Y Economía. Salamanca: Universidad
de Salamanca. Departamento de Geografía.
Garden,
Donald S. 2005. Australia, New Zealand, and the Pacific :
An Environmental History.
Heathcote, R. L. 1988. The Australian Experience : Essays in Australian Land
Settlement and Resource Management.
Melbourne: Longman Cheshire.
Hofmeister, Burkhard. 1988. Australia and Its Urban Centres. Berlin
[etc.]: Gebrüder Borntraeger.
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